domingo, 30 de enero de 2011

Ay Piglia, Piglia!


Come writers and critics who prophesize with your pens

And keep your eyes open, the chance won't come again

And don't speak too soon, the wheel's still in spin

And there's no telling who that it's naming


En 1965 sale a la luz un disco que quedará fijado en las estupefacientes mentes de la historia del rock. El disco, el quinto álbum de estudio de “The Beatles”, contiene en su interior una de las canciones más conocidas de la historia de la música.

Cierto conocido, suele decirme, que la canción Help, comienza con una intensidad, y “potencia” musical tan alta, que es casi imposible arruinar esa canción. La canción es tan genial desde sus primeros segundos que está designada a ser un éxito.

A mediados de 1830, tiene lugar el “alumbramiento” de la literatura Argentina. En esos años (1830-1840), tiene lugar “El matadero” de Esteban Echeverría. Suele decir David Viñas, que la literatura Argentina, tiene comienzo con una violación.

Entonces, de qué manera, una literatura nacional que nace con tanta fuerza, no va a estar designada a ser sencillamente Grande. He aquí la cuestión grandilocuente de la literatura nacional.

Podrán quejarse del libro fundacional de Echeverría, pero debemos tener en cuenta que no muchas literaturas tienen la fortuna de edificarse sobre un hecho de esa "violencia", debemos poner en la misma balanza que los comienzos literarios de varias naciones/imperios, comenzaron por soporíferas épicas, o designios y cantos del amor Cortés. Bien decía Borges, que toda gran Literatura debía comenzar con una épica, y ese fue el designio de las autoridades nacionales cuando propugnaron el “Martín Fierro” como ÉL libro nacional por antonomasia, la piedra fundadora, y la carta magna, allá cuando el país cumplía su primer centenario.

¿Pero cuál es la relación entre todas estas historias de introducción a la literatura cuando me ocupo de un libro publicado no hace más de 6 meses?

Creo que acá es donde se puede encontrar la falla de “Blanco Nocturno”, en esta ocasión Piglia nos traerá una novela policíaca. Es cierto que “Respiración artificial”, es por ontología una novela policíaca también, pero si simplemente nos quedamos en eso, sencillamente no sabemos lo que nos perdimos de esa excelente novela.

En “Blanco Nocturno”, Piglia nos llevará otra vez al pasado, a ese pasado ya tantas veces escrito, a ese pasado de Nativos, Gauchos, Indios, ese pasado que Borges intentó desmantelar al darle muerte a Martín Fierro. En ese viaje al pasado es donde la historia de Piglia fracasará. Si podemos decir que la primera parte (la parte de tinte historicista) de Respiración Artificial, nos aburrió, o simplemente no nos fascinó, podemos perdonarle esa historia y anclarlo en el más alto canon de la Literatura no solo Nacional, sino Internacional, con ese espectacular final que logra incluso arrancar lágrimas de los rostros de seres sensibles. Blanco Nocturno no tendrá ese doblez sensacional, y la historia transcurrirá de manera llana, sin mayores altibajos.

A diferencia de “Respiración Artificial”, no tendremos aquí esos deliciosos debates filosóficos o literarios sobre las diferencias entre Joyce y Kafka, las maravillosas relaciones con Wittgenstein, o la increíble historia de la nieta de Nietzsche.

Una vez escuché a alguien decir, que alguien había dicho, que Piglia dijo que la única diferencia entre una novela, y un libro de historia, se encontraba solamente en la cantidad de nota al pie de página. Dice Piglia que todo libro de historia que no tiene cinco notas al pie por página es una novela. Y es muy interesante abordar la “Novela” desde ese punto (creo que a Ricardo le gusta que pongamos en duda la pertenencia al género en sus novelas).

La novela tiene una cantidad bastante interesante de notas al pie, -notas de Ricardo Piglia como escritor, notas al pie de sus “personajes”, recortes de Diario de la época que ayudan a ubicar ciertos aspectos con mayor facilidad-. Así como en este caso no podemos decir porque su “novela” es por momentos tan Libro histórico, no podemos distinguir en “Prisión Perpetua”, o en “Respiración Artificial”, si son novelas o si por momentos son ensayos.

En otra de las grandes máximas oídas sobre Piglia, escuché decir que leyendo Respiración Artificial, alcanza para enseñar Literatura en la escuela primaria (y créanme que la expresión no es tan alocada). Así como podemos enseñar Literatura por leerlo, podemos incluso sacar un par de hipótesis para alguna tesis de final de carrera, porque Piglia tiene el honor de regalarnos cada 25 o 30 páginas ideas que pueden ser objetos de análisis más profundos (el pensamiento de Witgenstein, de qué manera leer Moby Dick, como entender mejor a Descartes, etc, etc,etc)

Y son estos elementos los que lo hacen catapultarse del resto de escritores argentinos, y ser lo que es. Es verdad que la novela comenzó a escribirse hace 10 años, quizás Piglia ya pueda escribir con el piloto automático puesto y ser de todas maneras uno de los libros más vendidos del 2010.

Lo que por momentos parece solo una combinación de palos para Piglia, es solo un ejercicio “comparativista” (las comillas resolverán todos los problemas teóricos), que tiene como única intención demostrar porque Blanco Nocturno no es, y me atrevo a decir, ni será LA obra de Piglia.

Es, volviendo a las metáforas musicales como querer, que algún disco de The Monkeys (quienes según versiones demasiado extraoficiales) no escribían sus propias canciones, lleguen a ser alguna vez lo que fueron y serán los Beatles.

El principal problema que traerá la lectura, es, a mi modo de ver, ese innecesario resurgir del pasado. Fue Eurípides, aquel resentido social y falso historiador quien trató de convencernos con esta fútil enunciación. Pero para que retomar ya entrando en la segunda del siglo XXI, historias que no aportarán nada más. Que grande fue Borges cuando quiso borrar todos estos elementos del pasado (ojo, hay que reconocer que Jorgito también metió en el sistema a Macedonio), pero la intención estuvo.

Sobre el final del libro de Piglia una de las dos mellizas explica que su madre solo leía novelas extranjeras, ante la expresión de asombro del sujeto que le cuestionaba la decisión ella exclama “Nunca leía novelistas argentinos porque dice que esas historias ya las conoce”. Y para mí radica en esa frase la principal crítica a la última novela de Piglia.

Son esas intervenciones las que parecen demostrar que el mismo Piglia está consciente de lo que está escribiendo, así como parecería autocriticarse su historia también juega en muchos momentos a emitir rigurosos juicios sobre la calidad de las novelas policiales como la que el escribe.

Ojo Piglia, la rueda aún sigue girando, y todavía no dijo quien será el elegido.

3 comentarios:

Brunomilan dijo...

Piglia es tan bueno y generoso que, así como en "Respiración artificial" te daba en bandeja varias proto-tesis, en "Blanco nocturno" te da en el interior de la novela argumentos gratis para criticarlo. Que capo por favor!

A partir de ahora voy a salir a la calle con un escribano que vaya haciendo el copyright de cada cosa que digo. ®

elJotapé dijo...

Ojo, que quede bien en claro que para mi también es un capo.
Para mí Piglia junto a JPF y A.Pauls forman el tridente máximo de literatura Argentina contemporánea (alternando una y otra vez sus posiciones según que lea)
Solo digo que la novela es un tropezón, que espero que no se transforme en una caída.

A propósito, creo que no te conviene que ponga cuales partes son tuyas y cuales no. Algunas si,pero otras...

La que pospone dijo...

Lo leeré proximamente (tempus indefinidus)