"Te conduces como un rey absoluto, que se contenta con la información que le procuran sus altos dignatarios y no desciendes jamás hasta el pueblo para oír su voz. Adéntrate en ti, desciende a tus estratos más profundos y aprende a conocerte a ti mismo: sólo entonces podrás llegar a comprender por qué puedes enfermar, y..., acaso, también a evitar la enfermedad"
Sigmund Freud
En una de las primeras reuniones organizativas, el Jefe de Redacción del blog insistió en el no-academicismo de las publicaciones y como estamos en una instancia de presentación, de desnudez editorial, preferí enfrentarme a la escritura -condicionado por esta cláusula- hablando sobre un tópico recurrente en mi pensamiento y en mis lecturas: la fuerza de la introspección. La introspección, lisa y llanamente, es esa capacidad que tiene cada uno de pensarse a sí mismo, uno de los instrumentos del que se sirve la subjetividad para construirse, para que cada uno se narre su historia o su metáfora personal/delirante (Lacan, o algo de él).
Leyendo una novela de Alan Pauls, Historia del llanto, me encontré con un niño –protagonista de la novela, rubio de pelo largo, de cuatro años- que tenía un don, una capacidad: la de estar formado en la escuela de la Sensibilidad. El nene poseía un don diferente de los demás; no jugaba bien al fútbol, tampoco al ajedrez, ni era inteligente, lo suyo era la sensibilidad, una capacidad que sólo lograba practicar y/o alcanzar cuando se encontraba cerca de su padre; con sus abuelos, su madre o su mucama él no lloraba, no decía ni accionaba nada. El padre era aquel ser superior que lo motivaba, lo impulsaba a que él llore; un llanto que, por otro lado, se concretaba como un efecto, un resultado de todo un proceso y/o mecanismo anterior; un mecanismo que se iniciaba con la escucha o la vista de algo exterior (ya sea un perro vagabundo, un mendigo, alguien desgraciado, etc.) y que terminaba con el llanto. El nene, cerca del padre, lloraba por todo.
Ahora bien, lo que se está tratando de reconocer aquí es la particular educación sentimental innata del niño, una formación fuera de lo común; tan ajena a la sensibilidad de los demás que se vuelve un trofeo, un monumento para todos aquellos que consuman la subjetividad del niño. Entonces, ¿cómo no levantar la cabeza en el instante de la lectura de este texto, y empezar a pensarse/preguntarse a sí mismo? ¿Cómo no ejercitar la fuerza introspectiva e indagar –en la metáfora personal de cada uno– sobre cómo está formada nuestra educación sentimental? Barthes ya lo había dicho todo:
“¿Nunca les ha sucedido, leyendo un libro, que se han ido parando continuamente a lo largo de la lectura, y no por desinterés, sino al contrario, a causa de una gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones? En una palabra, ¿no les ha pasado nunca eso de leer levantando la cabeza?” (El susurro del lenguaje).
El texto necesita ser leído, necesita de un lector, pero no sólo para completar y/o rellenar las lagunas o espacios vacíos (que el mismo texto se encarga de dejar), sino para confirmarse como tal; y eso sólo se logra desvinculando todo mecanicismo lineal y/o decodificador: la lectura matiza, vuelca y/o proyecta subjetividad. El lector, al igual que un intérprete de música, necesita matizar su objeto. Las partituras de una pieza musical requieren de un proceso subjetivo (y al igual que el texto) ésta se somete -voluntariamente- a la variabilidad de sonidos y silencios (entre otras cosas) que el intérprete (lector) desea introducir para la pieza (texto).
El organismo de este sitio (que promete -ambiciosamente- ser la condensación de diferentes estilos y subjetividades) está estructurado a partir de un objeto que nos enlaza –tanto a integrantes del blog como a sus lectores–, ese objeto no es más que Lo ficcional. Películas, libros, música, participan en la construcción de nuestra subjetividad. Lo ficcional nos sujeta (Copes diría: ¡la realidad es discursiva!). Entonces -entiendo yo- que la fuerza introspectiva que llevamos dentro, al dibujarse sobre los mismos mecanismos (los del ficcional) hacen de nosotros un clan particular, cuya concepción sensible del mundo se diferencia del resto. El lenguaje no dominará el mundo, pero dentro de él, marca ciertas diferencias.
Creo que estoy entendiendo esto de la ficcionalización de la que hablas, yo te diria que la tomes para los examenes de literatura porque si bien la categoría ya existe, vos logras otra lectura.
ResponderEliminarMe gusto mucho la cita de Barthes! Tengo que leer Historia del llanto porque presiento que va a ser para mi una de esas lecturas en las cuales es imposible no pensarse.
Me quedo con esta parte: "la fuerza introspectiva que llevamos dentro, al dibujarse sobre los mismos mecanismos (los del ficcional) hacen de nosotros un clan particular, cuya concepción sensible del mundo se diferencia del resto"
Buen aporte, pero me queda consultarte esto de ficcionalizar porque me sigue dando vueltas!
ahh otra cosa, algo que me está respondiendo la semiótica, pero que también lo lograste de una manera plausible... cómo leer afectividad en el discurso.
ResponderEliminarCuando hablo de "Lo Ficcional" me refiero al conjunto de cosas, objetos, situaciones, que nosotros, los de Letras ( y más que nada, los lectores, cinéfilos, consumidores del Arte) consumimos. Es esa concepcion de mundo, esa subjetividad que construimos a partir de esos elementos. Ej: un abogado, medico, diariero (ojo! hay escepciones maravillosas, como Artur Conan Doyle y Cucurto ja! ) tiene una concepción realista, material, los discursos que consume son diferentes, ajenos a la disciplina ficcional/literaria. Otro ejemplo: en cuestiones del Amor, dudo mucho de que alguien como un contador pueda profundizar tanto como uno de Letras, es diferente.
ResponderEliminarLLAMADO A LA SOLIDARIDAD de pibe/a de 20-21 años, estudiante de letras (a petición de esta publicación) :
ResponderEliminar¡FICCIONALIZAME LA SUBJETIVIDAD!
Soy un jardincito (lo hablamos Emi), me cultivo (el verbo en cursiva). Leo páginas páginas palabras campanitas de agua, leo cine imágenes negras blancas sepia amarillas, las veredas leo la ciudad mi ciudad llamada el país del siempre jamás qué se yo, se ubica acá en el recorrido de santa fe, hay otra ciudad, otro que me debe leer a mí también y por sus ojos me miro. Leo teatro escenarios telones máscaras drama, música leo o no, mejor que la música me puebla de madreselvas en el revés de la piel
ResponderEliminarleo personas sus circuitos su verbalización del mundo, mi corazón que rueda por la noche de puntas
todo el input leo, interpreto
lo ficcional es todo
la realidad es lo que en verdad nos importa, nuestro objeto de deseo
donde llegar
lo triste es que nos circunda como una dama bailando sola el vals a nuestro alrededor, y no podemos alcanzarla
el aire tiene pereza de llevar nuestra manito hasta ella.
Nos queda la ficción.
La ficción como medio para la apropiación de la realidad (en el fondo nos late que jamás llegaremos a tocarla puramente, sin medios)
Y nos creemos esto, que con la ficción estamos más cerca, casi que bailamos con la dama
por eso seguimos leyendo, y la lectura nos adentra, y cuánta más ficción, mejor
si yo conociera la realidad
quizá sería cocinera de la fragata sarmiento
fin.
Eso Bubulinaaaaaaaaaaaa!!!! Me quede en off.
ResponderEliminarjaja
Muy buena aclaración.
Emiliano, ahora comprendo que había agarrado la idea a los pellizcones, entendido de una vez!
¡Esto se está poniendo interesante!
ResponderEliminarA pesar de que te dijimos que no te
vayas al carajo con el academicismo, lo supiste disfrazar bien, turrito...
Ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo para en los tres textos hablar sobre 'casi' lo mismo (ya lo dijo Borges: temas hay 3 o 4... sí, somos esnobs, citamos a Borges cada 2 minutos)
¿Cómo que el lenguaje no dominará el mundo? Sí que lo hace, estamos condenados a él, el lenguaje es la fuerza motora del universo –humano– (aunque yo diga siempre que, en realidad, la fuerza que mueve los planetas es el dinero y no la gravedad, como ilusamente creen los newtonianos)
Chau, me voy a llorar un rato
PD: Abi, para poner cosas en cursiva tenés que encerrar las cosas entre esto: <i y esto </i (no pongo los ángulos de cierre atrás de cada "i", para que no se habilite el código)
Me gusta lo de "el texto necesita ser leído, necesita de un lector..." es blanchotiano. Pero, ajá todo bien, pero no hablaste un carajo del libro o porque te genera esa introspección, tranquilamente podrías haber llegado a esa reflexión leyendo cualquier libro en realidad.
ResponderEliminarPara mi la novela es valiosa por muchas razones, pero si nos detenemos en lo merameramente biografía (cómo el libro te interpelo, etc) yo diría que sobre el final hay una gran reflexión sobre lo politico que a mi me tumbó la estantería y es esta idea de ser contemporaneo, de lo politico entendido como todo acción que domina nuestra vidas (en el sentido que la marca de ropa, de alfajores que consumimos, las clases que decidimos prestar atención o no, las amistades que tenemos, todo, todo es politico). Ya voy escribir sobre esto.
Por eso no estoy de acuerdo y me parece que el estudiante de Letras no es especial al resto, no me como ni me convence el verso de "esta carrera te abre la mente" (aunque puede hacerlo), yo veo gente de letras moverse con tal irreflexividad como lo hace un estudiante de abogacía o uno de quimica. Todos vivimos en el 2010 pero contemporaneos (como lo entiende Pauls) hay pocos.
Waw.
ResponderEliminarWaw.
ResponderEliminarMejores palabras suyas Bubulina, tendría ud. que formar parte del asunto este del blog. saludos.
ResponderEliminarLo lamento, este es un blog sexista... las mujeres deben relegarse a comentar nuestras genialidades (que obviamente jamás podrían igualar).
ResponderEliminarLo de la señorita Bubulina es una afrenta que será severamente reprimida si vuelve a intentarlo.
Saludos...
John me cae bien
ResponderEliminarDisculpen oh Krákenes..no sabía de su sexismo. escuchen un lindo tema de lennon" Women is the nigger of tha world." mis respetos. Bubulina, por favor. siga escribiendo.
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